Calendario egipcio

El río Nilo a su paso por Luxor. Poco más allá de sus orillas, el desierto. Ese contraste tan radical en apenas distancia marcó la civilización egipcia, y la estacionalidad del caudal del río nos legó el calendario solar.

El calendario egipcio surge a principios del tercer milenio antes de Cristo y es el primer calendario solar conocido de la Historia. Estaba en pleno uso en tiempos de Shepseskaf, el faraón de la dinastía IV. En los Textos de las Pirámides se mencionan los 365 días del año civil egipcio. Estaba dividido en 12 meses de 30 días cada uno, organizados en tres periodos de 10 días. Al final del último mes de cada año se añadían los cinco días (epagómenos) que faltaban para completar el año solar, dedicados a varios dioses egipcios.[1]

Los egipcios fueron los primeros de todos los hombres que descubrieron el año, y decían que esto lo hallaron a partir de los astros.
Heródoto Historias II-4

Como el calendario civil egipcio no contó con el cuarto de día que tiene en exceso el año solar astronómico, cada cuatro años perdía un día, por lo que se convirtió en un "calendario errante", donde los acontecimientos "periódicos astronómicamente fijos" vagaban por los meses del calendario. La reforma de Canopus trató de solucionar este hecho, pero la oposición del clero de las diferentes regiones hizo fracasar dicha reforma.[2]

  1. François Chabas (1870). Le Calendrier des jours fastes et néfastes de l'date égyptienne. 
  2. Anne-Sophie von Bomhard (1999). Periplus Publishing London, ed. Le calendrier égyptien -Une œuvre d'éternité. p. 105. ISBN 1-902699-04-1. 

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