Eduardo I de Inglaterra

Eduardo I de Inglaterra
Rey de Inglaterra

Sello ecuestre de Eduardo I en la novena cruzada.
Reinado
20 de noviembre de 1272-7 de julio de 1307
Predecesor Enrique III
Sucesor Eduardo II
Información personal
Coronación 19 de agosto de 1274
Nacimiento 17/18 de junio de 1239
antiguo palacio de Westminster, Londres, Inglaterra
Fallecimiento 7 de julio de 1307
(68 años)
Burgh by Sands, Cumberland, Inglaterra
Sepultura abadía de Westminster
(27 de octubre de 1307)
Religión católico
Familia
Casa real Plantagenet
Padre Enrique III de Inglaterra
Madre Leonor de Provenza
Consorte Leonor de Castilla (matr. 1254; fall. 1290)
Margarita de Francia (matr. 1299; viu. 1307)
Hijos Ver lista

Eduardo I (en inglés moderno, Edward I), también conocido como «el Zanquilargo»[1]​ o «Piernas Largas»[2]​ (en inglés, Edward Longshanks; 17/18 de junio de 1239-7 de julio de 1307) fue rey de Inglaterra desde 1272 hasta su muerte. Antes de su acceso al trono, era llamado comúnmente como el lord Eduardo (The Lord Edward).[3][4][5][6]​ Fue el primer rey inglés desde 1066 que tenía nombre inglés y que hablaba inglés[7]​ Pasó gran parte de su reinado reformando la administración real y el common law anglosajón. A través de una amplia investigación legal, investigó el ejercicio de varias libertades feudales, mientras que el derecho fue reformado mediante una serie de estatutos que regulaban el derecho penal y de propiedad. Sin embargo, cada vez más, la atención de Eduardo se dirigió hacia los problemas militares.

Primogénito de Enrique III, estuvo involucrado desde el principio en las intrigas políticas del reinado de su padre, que incluyeron una sublevación por parte de los barones ingleses. En 1259, se unió brevemente a un movimiento de reforma de los barones y apoyó las Provisiones de Oxford. No obstante, después de la reconciliación con su padre permaneció leal a lo largo del conflicto armado posterior, conocido como la segunda Guerra de los Barones. Después de la batalla de Lewes, Eduardo cayó prisionero de los barones rebeldes, pero escapó después de unos meses y se unió a la lucha contra Simón de Montfort, quien fue derrotado en la batalla de Evesham en 1265; en dos años la rebelión se extinguió. Con Inglaterra pacificada, Eduardo se unió a la novena cruzada a Tierra Santa. La cruzada logró poco; el rey inglés se dirigía a su país en 1272 cuando se le informó de la muerte de su padre. Haciendo un regreso lento, llegó a Inglaterra en 1274 y fue coronado en Westminster el 19 de agosto.

Después de reprimir una rebelión menor en Gales en 1276-1277, respondió a una segunda rebelión en 1282-1283 con una guerra de conquista a gran escala. Después de una campaña exitosa, sometió a Gales al dominio inglés, construyó una serie de castillos y villas en la campiña y los pobló con ingleses. Después, sus esfuerzos se dirigieron a Escocia. Inicialmente invitado como árbitro en una disputa de sucesión tras la muerte de Alejandro III, Eduardo reclamó la suzeranía sobre ese reino. La guerra que siguió continuó después de su muerte, a pesar de que los ingleses parecían victoriosos en varios aspectos. Simultáneamente, Eduardo se involucró en una guerra con Francia (un aliado escocés) después de que Felipe IV confiscara el Ducado de Aquitania, que hasta entonces estaba en unión personal con el Reino de Inglaterra. Aunque Eduardo recuperó el ducado, este conflicto alivió la presión militar inglesa contra Escocia. Al mismo tiempo, hubo problemas en casa. A mediados de los años 1290, las extensas campañas militares requerían altos niveles de tributación y Eduardo se enfrentó a la oposición tanto laica como eclesiástica. Estas crisis fueron evitadas inicialmente, pero los problemas permanecieron sin resolver. Cuando el rey inglés murió en 1307, dejó a su hijo Eduardo II una guerra en curso con Escocia y varios problemas financieros y políticos.

Para ese tiempo, era un hombre muy alto, de ahí el apodo de «Zanquilargo». Era temperamental, lo que aunado a su altura le convertía en un hombre intimidante y, con frecuencia, infundía miedo en sus contemporáneos. Sin embargo, mantuvo el respeto de sus súbditos por la forma en que encarnaba el ideal medieval de la monarquía, como soldado, administrador y hombre de fe. Los historiadores modernos están divididos en cuanto a la evaluación de Eduardo I: mientras algunos le han elogiado por su contribución al derecho y la administración, otros le han criticado por su actitud intransigente hacia su nobleza. Actualmente, se le atribuyen muchos logros durante su reinado, como la restauración de la autoridad real después del reinado de Enrique III, el establecimiento del Parlamento como institución permanente y, por tanto, también un sistema funcional para aumentar los impuestos y reformar el ordenamiento jurídico mediante estatutos. Al mismo tiempo, también es criticado por otras acciones, como su conducta brutal hacia los escoceses y emitir el Edicto de Expulsión en 1290, por el cual los judíos fueron expulsados de Inglaterra. El edicto permaneció vigente durante el resto de la Edad Media y pasaron más de 350 años hasta que fue formalmente abolido por Oliver Cromwell en 1657.

  1. Zuberbühler de Hueyo, Elena (1974). Una monarquía milenaria: reyes de Inglaterra. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. pp. 62-65. OCLC 1267556. 
  2. de Ybarra y López-Dóriga, Fernando. Póker de reinas. Matrimonios reales hispano-británicos en el medievo I. Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca. p. 169. ISBN 978-8-472-99445-4. OCLC 1024383823. 
  3. Burt, 2013, p. 75.
  4. Carpenter, David (1985). «The Lord Edward's oath to aid and counsel Simon de Montfort, 15 October 1259». Bulletin of the Institute of Historical Research (en inglés) (Londres: Institute of Historical Research, University of London) 58 (138): 226-237. ISSN 0950-3471. OCLC 5156834362. doi:10.1111/j.1468-2281.1985.tb01170.x. 
  5. Lloyd, Simon (1986). «Gilbert de Clare, Richard of Cornwall and the Lord Edward's Crusade». Nottingham Medieval Studies (en inglés) (Nottingham: Institute for Medieval Studies, University of Nottingham) 30: 46-66. ISSN 0078-2122. 
  6. Powicke, FM (1947). King Henry III and the Lord Edward: the community of the realm in the thirteenth century (en inglés). Oxford: Clarendon Press. p. 17. OCLC 1044503. 
  7. Townson, Duncan (2015). Breve Historia de Inglaterra. Madrid: Alianza Editorial. p. 85. 

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