Hathor

Imagen de la iconografía más habitual de Hathor, basada en parte en imágenes de la tumba de Nefertari.
Hathor en jeroglífico
O10
[1]

Hathor es una de las principales diosas de la religión del Antiguo Egipto que desempeñaba una gran variedad de papeles. Como deidad del cielo, era la madre o consorte del dios celeste Horus y del dios solar Ra, ambos relacionados con la realeza, por lo que Hathor era la madre simbólica de sus representantes terrenales, los faraones. Fue una de las muchas diosas que asumió el papel del Ojo de Ra, la contraparte femenina de Ra, y en esta forma tenía un carácter vengativo que lo protegía de sus enemigos. Su lado benefactor representaba la música, la danza, la alegría, el amor, la sexualidad y el cuidado materno, y actuaba como consorte de varias deidades masculinas y madre de sus hijos. Estos dos aspectos de la diosa ejemplificaban la concepción egipcia de la feminidad. Cruzó la frontera entre los mundos, ayudando a las almas fallecidas en su transición a la vida después de la muerte.

Con frecuencia era representada como una vaca, símbolo de su carácter maternal y celestial, aunque su forma más común era la de una mujer con un tocado de cuernos de vaca y un disco solar. También podría representarse como leona, ureo o sicomoro.

Existen representaciones de diosas bovinas similares en el arte egipcio del cuarto milenio a. C., pero Hathor posiblemente no apareció hasta el Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a. C.). Con el auspicio de los gobernantes del Imperio Antiguo se convirtió en una de las deidades más importantes de Egipto. Se le dedicaron más templos que a cualquier otra diosa, de los cuales el más destacado fue el de Dendera, en el Alto Egipto. También era adorada en los templos de sus consortes masculinos. Los egipcios la vincularon con tierras extranjeras como Nubia y Canaán y sus valiosos bienes, como el incienso y las gemas semipreciosas, y algunos de los pueblos de esas tierras adoptaron su culto. En Egipto fue una de las deidades más invocadas en las oraciones privadas y en las ofrendas votivas, especialmente por las mujeres que deseaban tener hijos.

Durante el Imperio Nuevo (c. 1550-1070 a. C.), diosas como Mut e Isis ocuparon la posición de Hathor en la ideología de la realeza, pero siguió siendo una de las deidades más adoradas. Después del fin del Imperio Nuevo, Hathor fue cada vez más eclipsada por Isis, pero continuó siendo adorada hasta la extinción de la antigua religión egipcia en los primeros siglos de nuestra era.

  1. Hart, 2005, p. 61.

© MMXXIII Rich X Search. We shall prevail. All rights reserved. Rich X Search