Un ejemplo típico del nacionalismo banal: la entrada del Collège Jean Moulin de Chartres muestra las banderas de Francia y Europa y el logotipo de la República Francesa de una forma sutil y cotidiana, de modo que recuerda a la ciudadanía su pertenencia a una comunidad nacional en un mundo de naciones.
El nacionalismo banal, según lo ha conceptualizado el científico social británico Michael Billig, es un conjunto de prácticas, hábitos, creencias y signos que las naciones establecidas —aquellas que están seguras de su propia continuidad—[1][2] manifiestan de forma cotidiana, rutinaria, sutil y familiar para reproducirse como tales y así recordar a la gente su pertenencia a la nación y lealtad a la misma.[3][4][5] Así «banal» debe entenderse en el sentido de «común», «cotidiano».