Nazismo

Adolf Hitler, canciller de Alemania, y Ernst Röhm, cofundador y comandante de las SA, realizando el saludo fascista (1933).
La esvástica nazi o cruz gamada.

El nacionalsocialismo (en alemán: Nationalsozialismus), comúnmente acortado a nazismo, fue la ideología de extrema derecha[1][2][3]​ del régimen que gobernó Alemania desde 1933 hasta 1945 con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler (NSDAP). Hitler instituyó una dictadura, el autoproclamado Tercer Reich. El Reich anexionó Austria a partir del Anschluss, así como la zona de los Sudetes, Memel y Dánzig. Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis ocuparon tierras en Polonia, Francia, Checoslovaquia, Hungría, los Países Bajos, Dinamarca y Noruega. A la Alemania de este periodo se le conoce como la «Alemania nazi».

El nazismo es una forma de fascismo que demostró un rechazo ideológico hacia el comunismo, el marxismo, la democracia liberal y el sistema parlamentario. También, incorporó un ferviente antisemitismo, el racismo científico y la eugenesia en su credo. Su nacionalismo extremo provino del pangermanismo y del movimiento Völkisch prominente en el nacionalismo alemán de la época, y fue fuertemente influenciado por los grupos paramilitares anticomunistas Freikorps que surgieron después de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, de la cual surgió «el culto a la violencia» que estaba «en el corazón del movimiento».[4]

Es una ideología gestada en la década de 1920, pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929 (véase Gran Depresión). En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como de derecha.[5]

Esta situación culmina con el fuerte descrédito de las democracias liberales, ya que las dictaduras que surgieron demostraron ser capaces de controlar y resolver las crisis más efectivamente que las democracias.[nota 1]​ Tanto la Italia de Benito Mussolini —quien fue elogiado por «hacer que los trenes llegaran a tiempo», es decir, por poner fin a las huelgas y caos económico que había dominado a ese país— como el Imperio del Japón, países en los que se impusieron «gobiernos fuertes», no solo resolvieron la crisis a mediados de los 30 sino que fueron percibidas como restaurando el orden social aún con anterioridad a esa solución a problemas económicos.[nota 2]

A esa crisis político-económica hay que agregar una crisis ideológica, aún anterior, que se extiende desde 1890 a 1930 y que ha sido caracterizada como una «revolución contra el positivismo».[6]​ Tanto los valores como las aproximaciones a la sociedad y la política que formaban la base de la civilización occidental fueron percibidas como superadas reliquias del racionalismo proveniente de la Ilustración. Específicamente, tanto el fascismo como los desarrollos intelectuales que lo antecedieron buscaron transcender lo que se percibía como la decadencia del Occidente[7]​ (véase, por ejemplo, La decadencia de Occidente).

Consecuentemente, el Zeitgeist de esa época puede ser descrito como una amalgama o mezcla de ideas caracterizado por un rechazo al racionalismo, proceso que es generalmente percibido como iniciándose con Friedrich Nietzsche, junto a tentativas de incorporar «explicaciones científicas» a preconcepciones o incluso prejuicios explicativos del mundo, por ejemplo, un racismo latente, que dieron origen a propuestas tales como las de la eugenesia, y en lo político, bajo la influencia de pensadores tales como Georges Sorel, Vilfredo Pareto,[8][nota 3]Martin Heidegger (supuestamente),[nota 4]Gaetano Mosca, y, especialmente, Robert Michels; a percepciones político elitistas basadas en un culto del héroe y la fuerza que culminan en una versión del darwinismo social.[9]​ Percepciones que adquieren connotaciones más extremas en su divulgación y vulgarización.[6]

Como influencia importante en el desarrollo de ese Zeitgeist se puede mencionar la obra de Arthur de Gobineau, que propuso que en cada nación hay una diferencia racial entre los comunes y las clases dirigentes. Estos últimos serían todos miembros de la raza aria, quienes son no solo la raza dominante sino también la creativa.[10]​ Posteriormente, Houston Stewart Chamberlain identifica «los arios» con los teutones; en adición a tratar de demostrar que todos los grandes personajes de la historia —incluidos Jesucristo, Julio César o Voltaire, entre otros— fueron realmente arios, agrega:

Los teutones son el alma de nuestra civilización. La importancia de cualquier nación, en la medida que es un poder actual, está en relación directa a la genuina sangre teutona presente en su población
H. S. Chamberlain (1899). Foundations of the Nineteenth Century.

Múltiples autores también resaltan el papel que tuvo la teoría evolucionista, y el darwinismo social incorporados a la ideología nazi, como factores que propiciaron la posterior generación de racismo, la creación del nacionalismo, la propagación de la política neoimperialista y parte diversos pilares ideológicos del nazismo basados en la aplicación política de la idea de la «supremacía del más fuerte».[11][12][13][14][15][16][17]

También de importancia fueron percepciones que se pueden ver ejemplificadas en la obra de, por ejemplo, Benjamin Kidd, quien propuso:

Nuestra civilización ha sido dada a luz como resultado de un proceso de fuerza sin paralelos en la historia de la raza. Por épocas incontables el combativo macho europeo se ha desbordado a través de Europa en sucesivas olas de avance y conquista, venciendo, exterminando, aplastando, dominando, tomando posesión. Los más aptos, que han sobrevivido esas sucesivas olas de conquista, son los más aptos por el derecho de la fuerza y en virtud de un proceso de selección militar, probablemente el más largo en la historia, el más duro, probablemente el más elevante al que la raza ha sido sometida.
Benjamin Kidd (1919). The Science of Power, pp. 4-5.

Para Kidd, el combativo hombre europeo es un pagano que rinde homenaje pero no entiende ni acepta en su corazón la validez de «una religión que es la total negación de la fuerza». Ese hombre europeo ha introducido el «espíritu de la guerra» en «todas las instituciones que ha creado» y «la creencia que la fuerza es el principio último del mundo». Ese «hombre de la civilización occidental ha llegado a ser por la fuerza de las circunstancias el supremo animal de combate de la creación. La Historia y la Selección Natural lo han hecho lo que es»,[18]​ «por la fuerza ha conquistado el mundo y por la fuerza lo controla».[18]​ Otras visiones de influencia en esa percepción son las de Oswald Spengler, para quien Mussolini era el parangón del nuevo César, que se levantará del Occidente en ruinas para reinar en la «era de la civilización avanzada», por analogía a los césares de la Antigüedad.

En Alemania, específicamente esa rebelión contra el racionalismo dio origen, entre otras cosas, a una variedad de asociaciones que promovían un retorno a visiones romantizadas del pasado alemán (véase Völkisch), en lo cual Richard Wagner tuvo alguna influencia[nota 5]​ y una sociedad ocultista y semisecreta, la Sociedad Thule —basada en la ariosofía y primeros en usar la esvástica en el contexto de la época— que patrocinó el Partido Obrero Alemán (DAP), más tarde transformado por Hitler en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.[19]

A lo anterior se ha sugerido que hay que agregar factores específicamente alemanes. A pesar de que Maurice Duverger considera tales consideraciones poco convincentes a fin de explicar el desarrollo del nazismo,[20]​ se ha afirmado que no se puede explicar el nazismo sin considerar su origen[21]​ y que entre los factores que explican ese origen se debe mencionar una tradición cultural (volkgeist)[22]​ —que se remonta a personajes tales Lorenz von Stein y Bismarck (véase Estado social)— en la cual el Estado adquiría poderes dictatoriales, demandando orden, disciplina y control social estricto a fin de garantizar crecimiento y el bienestar económico de la población.[23]

Esa tradición se transforma, bajo la influencia de personajes tales como Ernst Forsthoff, jurista conservador de gran influencia, quien, a partir del periodo de la República de Weimar, postula que los individuos están subordinados ya sea al «Estado absoluto» o al Volk, bajo la dirección de un caudillo o führer.[24]

El nazismo transforma, sin mucha dificultad, ese culto a la fuerza del más fuerte que es el ario en un antisemitismo puro y simple, utilizando la preexistente leyenda de una conspiración judía para hacerse con el control mundial (véase Nuevo Orden Mundial (conspiración) y Los protocolos de los sabios de Sion) para explicar la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial: el ejército de ese país fue traicionado y «apuñalado en la espalda» (véase Leyenda de la puñalada por la espalda)[25]​ por los bolcheviques y judíos. Esa «traición» se extiende al gobierno socialdemócrata de la República de Weimar que permite ahora que esos mismos judíos y otros financieros se beneficien de la inflación, y otros problemas que afectan a los alemanes[26]​ (véase Hiperinflación en la República de Weimar). Aduciendo además que muchos de los principales líderes comunistas son también judíos, asimilan ambos conceptos en una gran «conspiración judeo-marxista».[27]

El nazismo se concreta como una ideología totalitaria de índole fascista en la medida en que se caracteriza por dar una importancia central y absoluta al Estado —a partir del cual se debe organizar toda actividad nacional[28]​ (véase Gleichschaltung)— representado o encarnado y bajo la dirección de un caudillo supremo, en este caso Hitler, y por proponer un racismo, nacionalismo e imperialismo visceral que debe llevar a conquistar los pueblos que se consideren inferiores (véase Lebensraum). A partir de 1926, Hitler centralizó incrementalmente la capacidad de decisiones en el partido. Los dirigentes locales y regionales y otros cargos no eran electos, sino nombrados, de acuerdo al Führerprinzip (‘principio de autoridad’) directamente por Hitler, y a él respondían, demandando, a su vez, obediencia absoluta de sus subordinados. El poder y la autoridad emanaban de arriba y no de abajo.[29][30][31]

  1. [1][2]
  2. Referencias bibliográficas que así lo catalogan:
  3. «The political parties in the Weimar Republic» (en inglés). Deutscher Bundestag. Marzo de 2006. Consultado el 5 de septiembre de 2020. 
  4. Evans (2003), p.229
  5. «Contexto: la democracia alemana». Artehistoria. Junta de Castilla y León. Archivado desde el original el 3 de abril de 2008. 
  6. a b Hughes, H. Stuart (1959). Conciousness and Society: The Reorientation of European Social Thought 1890-1930.
  7. Sternhell, Zeev y Hans Sluga: MUTINY ON BOARD MODERNITY: HEIDEGGER, SOREL AND OTHER FASCIST INTELLECTUALS.
  8. James W. Vander Zanden (1960): Pareto and Fascism Reconsidered
  9. Arendt, Hannah (1951). Los orígenes del totalitarismo. Trad. de Guillermo Solana. Taurus, 1974. Traducción reeditada por Alianza Editorial, 2006, con prólogo de Salvador Giner. ISBN 978-84-206-4771-5
  10. Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas (1853-55), de Arthur de Gobineau.
  11. Bergman, Jerry (2011). The Dark Side of Charles Darwin: A Critical Analysis of an Icon of Science, pp. 237-238.
  12. Weikart, Richard (2006). From Darwin to Hitler: Evolutionary Ethics, Eugenics, and Racism in Germany, Palgrave Macmillan, 328 pags.
  13. "Hitler & Eugenics". Expelled Exposed. National Center for Science Education. National Center for Science Education. Retrieved 2008-06-09.
  14. "Senior Fellow Richard Weikart responds to Sander Gliboff". Center for Science and Culture. October 10, 2004. Retrieved 2008-05-17.
  15. Western Civilization: Ideas, Politics, and Society. Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company. 2008-10. ISBN 978-0-547-14701-7 Consultado el 25 de marzo de 2007.
  16. Gasman, Daniel (2004). The Scientific Origins of National Socialism. New Brunswick: Transaction Press
  17. Ham, Ken & A. Charles Ware (2007). Darwin's Plantation: Evolution's Racist Roots, New Leaf Publishing Group, 29/11/07, 196 págs.
  18. a b Kidd, Benjamin (1919). The Science of Power.
  19. Ver, por ejemplo: Nicholas Goodrick-Clarke. 1985. The Occult Roots of Nazism: Secret Aryan Cults and Their Influence on Nazi Ideology: The Ariosophists of Austria and Germany, 1890–1935. - ISBN 0-85030-402-4 y (expandido), 2004: ISBN 1-86064-973-4 - Y Nicholas Goodrick-Clarke. 2002. Black Sun: Aryan Cults, Esoteric Nazism and the Politics of Identity. ISBN 0-8147-3124-4 -. ISBN 0-8147-3155-4)
  20. Duverger: The Study of politics.
  21. Uno de los mitos es el de que los alemanes han sido siempre antisemitas y antidemocráticos, y que el III Reich y Hitler eran históricamente inevitables. Eso no es cierto. Hizo falta una serie de acontecimientos muy fortuitos para que los nazis llegaran al poder. Pudo ser diferente.
  22. Véase, por ejemplo: [https://web.archive.org/web/20100601223138/http://www.drury.edu/multinl/story.cfm?ID=2500&NLID=166 Archivado el 1 de junio de 2010 en Wayback Machine. (en inglés).
  23. "La obra de Hitler no constituyó una singularidad, sino que se inscribió en una tradición alemana de pensamiento que ha malinterpretado la tríada de valores de la Revolución francesa de 1789: "Libertad, igualdad y fraternidad". Ha existido un menosprecio hacia la libertad, que ha sido asociada a riesgos y miedos, de modo que esta no es anhelada por muchos alemanes. No se ha buscado la igualdad ante la ley, sino la igualdad social con políticas de redistribución de riqueza y búsqueda de seguridad que ya habían empezado con la "revolución desde arriba" del canciller Otto von Bismarck (1815-1898). Hitler continuó esa línea cuando llegó al poder". Götz Aly, La seducción nazi. Dinero y bienestar para todos
  24. Forsthoff (1933): "Der totale Staat" Hamburg 1933 - Forsthoff ha sido muy criticado en Alemania como siendo uno de los juristas que legitimó el Estado nazi. Sin embargo, no fue un miembro oficial de ese partido e incluso su cátedra fue prohibida por la Gestapo. Después de la guerra, Forsthoff cambió su posición a que los individuos están sometidos a la demandas de la tecnología y tuvo una participación destacada como representante de la tendencia “conservativa radical” en el gran debate en ese país acerca del papel de la ley en el contexto de la constitución que se proponía. Ver, por ejemplo, Caldwell P. Ernst Forsthoff and the legacy of radical conservative state theory in the federal republic of Germany (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  25. “Lexicon: Dolchstosslegende” (definition), www.icons-multimedia.com, 2005, webpage: DolchSL.
  26. A. Hitler. Mi lucha.
  27. Por ejemplo, Pablo Jiménez Cores cita a Hitler: «me convertí en un fanático antisemita, ya que había averiguado que el judío abrazaba la obra de Marx -teoría de la conspiración judeo-marxista- indicando que: la doctrina judía del marxista rechazaba el principio aristocrático de la naturaleza y en lugar del eterno privilegio de la fuerza y energía, coloca su montón y peso muerto de números. De esta suerte, niega el valor del individuo.... y combate la importancia de la nacionalidad y de la raza... siendo el único resultado para los habitantes de esta tierra... la ruina»» en La estrategia de Hitler: Las raíces ocultas del nacionalsocialismo
  28. «EL RÉGIMEN NAZI». 
  29. «Führerprinzip». 
  30. Por ejemplo: Vigésimo Primer Día: Lunes, 17 de diciembre de 1945 (de los Juicios de Núremberg)
  31. Explicación del concepto por Ben Klassen (uno de los fundadores del Supremacismo blanco): explica el concepto: Capítulo Siete: el Principio del Líder Archivado el 16 de julio de 2011 en Wayback Machine.


Error en la cita: Existen etiquetas <ref> para un grupo llamado «nota», pero no se encontró la etiqueta <references group="nota"/> correspondiente.


© MMXXIII Rich X Search. We shall prevail. All rights reserved. Rich X Search