Pozo

Interior de un pozo de agua, de época islámica, en la provincia de Jaén, España.
Brocal del pozo del claustro de la catedral de Baeza (Jaén, Andalucía, España).

Un pozo es un agujero, excavación o túnel vertical que perfora la tierra, hasta una profundidad suficiente para alcanzar lo que se busca, sea la reserva de agua subterránea de una capa freática o fluidos como el petróleo. Construidos con desarrollo y forma cilíndrica —en la mayoría de los casos—, se suelen asegurar sus paredes con ladrillo, piedra, cemento o madera, para evitar su deterioro y derrumbe, que podrían causar el taponamiento del pozo.[1]

Tradicionalmente, los pozos se han excavado a mano, como sigue siendo el caso en las zonas rurales del mundo en desarrollo. Estos pozos son económicos y de baja tecnología, ya que utilizan principalmente mano de obra manual, y la estructura se puede revestir con ladrillo o piedra a medida que avanza la excavación. Un método más moderno llamado caisson utiliza anillos de pozo de hormigón armado prefabricado que se bajan al agujero. Los pozos hincados se pueden crear en material no consolidado con una estructura de pozo, que consta de un punto de hincado endurecido y una pantalla de tubería perforada, después de lo cual se instala una bomba para recolectar el agua. Los pozos más profundos se pueden excavar con métodos de perforación manual o con máquina, usando una broca en un pozo. Los pozos perforados generalmente están revestidos con una tubería hecha en fábrica compuesta de acero o plástico. Los pozos perforados pueden acceder al agua a profundidades mucho mayores que los pozos excavados.

Dos amplias clases de pozos son los pozos poco profundos o no confinados completados dentro del acuífero saturado superior en esa ubicación, y los pozos profundos o confinados, hundidos a través de un estrato impermeable en un acuífero debajo. Se puede construir un pozo colector junto a un lago o arroyo de agua dulce con agua que se filtra a través del material intermedio. El sitio de un pozo puede ser seleccionado por un hidrogeólogo o un topógrafo de aguas subterráneas. El agua puede ser bombeada o extraída a mano. Las impurezas de la superficie pueden llegar fácilmente a fuentes poco profundas y se debe evitar la contaminación del suministro por patógenos o contaminantes químicos. El agua de pozo generalmente contiene más minerales en solución que el agua superficial y puede requerir tratamiento antes de ser potable. La salinización del suelo puede ocurrir a medida que cae el nivel freático y el suelo circundante comienza a secarse. Otro problema ambiental es la posibilidad de que metano se filtre en el agua.

  1. VVAA (1969). Enciclopedia Universal Sopena Tomo II. Barcelona: Ramón Sopena. Depósito legal B 12.873. 

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