Rodopsina

Rodopsina II anclada en la membrana y asociada a Transducina (Gt). Gtα en rojo, Gtβ en azul, y Gtγ amarilla. Hay una molécula de GDP unida a la subunidad Gtα y retinal en negro enlazado en la rodopsina. El extremo N-terminal de la rodopsina está en rojo y su C-terminal en azul. El anclaje de la transducina a la membrana se representa en negro.

La rodopsina es una proteína transmembranal que, en humanos, se encuentra en los discos de los bastones de la retina, concretamente a la membrana plasmática de los bastones, en los cuales se sintetiza, formando hasta el 80 % de esta.[1]

Los bastones, junto con los conos, forman el conjunto de células fotorreceptoras de la retina, situadas en las paredes de esta.

La rodopsina es el receptor fotolumínico que se encarga de absorber la luz de longitudes de onda alrededor de los 498 nm como parte del proceso de captación de imagen del ojo, y mediante una serie de reacciones complejas, permite la visión, tanto en condiciones normales de luz, como en espacios con iluminación pésima.

Consta de una parte proteica, opsina, y una no proteica, que es un derivado de la vitamina A que es el 11-cis-retinal. Es inestable y reacciona fácilmente con la energía lumínica, decolorándose y descomponiéndose en contacto con esta, y regenerándose con la oscuridad.

Una de las reacciones que sucede cuando es expuesta a la luz se denomina fototransducción, y sucede de formas diferentes en seres invertebrados y vertebrados.

En el caso de los primeros, la rodopsina se encuentra asociada a la membrana celular, y la fototransducción ocurre en el citoplasma, el medio acuoso intracelular.

Por otro lado, en los seres vertebrados, esta atraviesa la membrana y recibe la luz con la ayuda de una proteína G asociada que permite la reacción.

Este último es el proceso por el cual pasa la rodopsina en los humanos para poder ver.

Una mayoría de los microorganismos marinos no fotosintéticos captan energía de la luz solar mediante rodopsina.[cita requerida] La proteína permite a estos organismos utilizar la energía del sol para moverse, crecer y sobrevivir ante la falta de nutrientes. La rodopsina está altamente conservada y presente en los tres grandes dominios (arqueas, bacterias y eucariotas), lo que sugiere una aparición temprana y un papel fundamental en la evolución.[2]

Esta sustancia es una combinación de la proteína escotopsina y el pigmento carotenoide retinal (también llamado «retineno»). Además, el retinal es de un tipo especial denominado 11-czs-retinal. (Hall & Guyton, 2011).

  1. «Rodopsina. Diccionario médico. Clínica Universidad de Navarra.». www.cun.es. Consultado el 1 de noviembre de 2020. 
  2. Una proteína permite a la mitad de los microorganismos no fotosintéticos del mar obtener energía de la luz. Agroalimentando. 4 de noviembre de 2016. 

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