Androcentrismo

Representación de La marcha del progreso que pone en entredicho el androcentrismo según el papel que ocupaba la mujer ha sido marginada en las investigaciones prehistóricas.[1][2]

La palabra androcentrismo hace referencia a la práctica, consciente o no, de otorgar al varón y a su punto de vista una posición central en el mundo, las sociedades, la cultura y la historia. Desde una perspectiva androcéntrica, los hombres constituyen el sujeto de referencia y las mujeres quedan invisibilizadas o excluidas.[3]​ Esta perspectiva no es únicamente atribuible a personas, sino también al lenguaje y a las instituciones sociales. Tampoco es una perspectiva que solamente poseen los hombres, sino todas las personas, hombres y mujeres, que han sido socializadas desde esta visión.[4]​ El antónimo de androcentrismo es ginocentrismo.

La visión "androcéntrica" del mundo separa a mujeres y hombres y refuerza estereotipos de unas y otros según los roles de género que deben cumplir en las diversas esferas de la vida pública y privada.[5]

Mujeres y hombres tenemos características fisiológicas y sexuales distintas. A esto le llamamos "sexo". Por otra parte, nos diferenciamos porque cada sociedad, cada cultura ha desarrollado una valoración y un significado distinto a esas diferencias de sexo y ha elaborado ideas, concepciones y prácticas acerca del ser hombre y ser mujer. Este conjunto de características y normas sociales, económicas, políticas, culturales, psicológicas, jurídicas, asignadas a cada sexo diferencialmente y de acuerdo a un orden preestablecido, es lo que se llama "género". Se nos enseña a ser hombre o a ser mujer, dependiendo de las características fisiológicas del cuerpo y genitales externos. Este orden se construye cultural, social, económica y políticamente sobre el sexo y pone a los hombres en una categoría de dominación y a las mujeres en una categoría de subordinación.[6]

El término androcentrism, construido sobre la raíz griega andro- (ἀνδρός, «Hombre, varón»).

El término androcentrismo fue introducido originalmente por Lester Frank Ward en su libro Pure Sociology.[7]​ Su aproximación desde la biología hacia la sociología, introduce la idea de que la vida evoluciona desde una ginecocracia hacia un androcentrismo. En su libro, escribió que el sexo masculino es primario y el femenino secundario solo como consecuencia de la evolución humana, pero que en la evolución bióloga, el organismo femenino es primario puesto que de ello depende la procreación (1914, 292).[8]​Después de que Charlotte Perkins Gilman conociera sus ideas, adoptó y desarrolló estos conceptos en sus obras, tal y como reconoce en el prefacio de la primera edición de su libro The Man-Made World; or, Our Androcentric Culture,[9]​ publicado en 1911. De acuerdo con Lester Frank Ward, Perkins Gilman argumentó que el sexo dominante es el femenino, que solo necesita del masculino para la fertilización o procreación, en el caso de las plantas o insectos. Como estas especies, las mujeres también fueron originalmente en la naturaleza prioritarias. El androcentrismo se produce como consecuencia del desarrollo humano en la sociedad, en la cual se "glorifica irracionalmente la función trivial de fertilización que realizan los hombres", lo que promueve la subyugación de las mujeres, "la mitad de la población"[10]​ Así pues, el androcentrismo puede ser entendido como una fijación de la masculinidad como origen de todas las cosas. Bajo un orden androcéntrico, la masculinidad es normativa y todas las cosas que quedan fueran de esta, son definidas como otras. De acuerdo con Perkins Gilman, las pautas masculinas en la vida y la mentalidad masculina es tomada como universal, mientras que las femeninas son consideradas como "desviaciones".[11]​ Ella utilizó estas ideas en su ensayo The Man-Made World, así como en su libro de ciencia ficción Herland, donde un grupo de mujeres aisladas aún permanecen en su estado natural en una sociedad regulada por la ginecocracia. En Herland, esta comunidad basada en principios femeninos es perfectamente armoniosa, a diferencia de la sociedad masculina caracterizada por el conflicto y la violencia.

El concepto de androcentrismo está muy relacionado con el origen y desarrollo posterior en la historia del patriarcado así como en la discriminación que existe hacia la mujer en el mundo educativo, legal, laboral o personal.

En ocasiones se alega que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución francesa es androcéntrica, ya que defiende las libertades de los hombres sin proteger explícitamente las de las mujeres. La filósofa política francesa Olympe de Gouges lo creyó así y reclamó a través de su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana los mismos derechos para el género femenino.

Asimismo, el lenguaje que se utiliza de manera habitual es androcéntrico, puesto que es frecuente que se considere el masculino como genérico. Según Montserrat Moreno, profesora del Departamento de Psicología Básica de la Universidad de Barcelona (España), el androcentrismo «impregna el pensamiento científico, filosófico, religioso y político desde hace milenios».

Por su parte, Amparo Moreno Sardà (Universitat Autònoma de Barcelona) señala que el sustento de androcentrismo se encuentra en el sistema de valores del "arquetipo viril" que se generaliza como sinónimo de "lo humano", es decir, el varón adulto, blanco, heterosexual y propietario. Por ello, pone especial atención en no restringir la crítica al sexismo, para poner el acento en el carácter sexista/adulto/racista/clasista/fascista/ que se resume en la palabra androcentrismo.[12]

  1. «La mujer de los orígenes». Mujeres con ciencia. 24 de febrero de 2018. Consultado el 21 de octubre de 2022. 
  2. «The Woman That Never Evolved — Sarah Blaffer Hrdy». www.hup.harvard.edu (en inglés). Consultado el 21 de octubre de 2022. 
  3. Padilla, David Aceituno; Hernández, Ana María Santos (2016-11). Las palabras no se las lleva el viento. Ediciones Beascoa. ISBN 9788448847111. Consultado el 9 de diciembre de 2017. 
  4. Acevedo Huerta, Emilio José (8 de mayo de 2010). «La transmisión del androcentrismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje formales (II)». Temas para la educación. Revista digital para profesionales de la enseñanza. ISSN 1989-4023. Consultado el 9 de diciembre de 2017. 
  5. «Sexismo y androcentrismo». puntogenero.inmujeres.gob.mx. Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 16 de marzo de 2018. 
  6. «Gloobal - Sistema sexo-género». www.gloobal.net. Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 16 de marzo de 2018. 
  7. «Pure Sociology: A Treatise on the Origin and Spontaneous Development of Society. Lester F. Ward». American Journal of Sociology 8 (5): 710-710. 1903-03. ISSN 0002-9602. doi:10.1086/211176. 
  8. Wilson, Robert H. (1982). «Lester F. Ward and the Theory of Gynaecocracy». International Social Science Review 57 (3): 145-148. ISSN 0278-2308. 
  9. Gilman, Charlotte Perkins (1 de enero de 2002). The Man-Made World; Or, Our Androcentric Culture (en inglés). 
  10. «Feminism, Social Science, and the Meanings of Modernity: The Debate on the Origin of the Family in Europe and the United States, 1860–1914 | History Cooperative» (en inglés estadounidense). 21 de junio de 2022. Consultado el 17 de diciembre de 2024. 
  11. Perkins Gilman, Charlotte (1911). The man-made world: or, Our androcentric culture. New York: Charlton. OCLC 988836210. 
  12. Amparo Moreno Sardá (1986). «El arquetipo viril». La Sal. Edicions de les Dones. Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 17 de agosto de 2016. 

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