Anticatolicismo

Estatua de Cristo mutilada en la ciudad de Kijevo, durante la Guerra Croata de Independencia.

Se denomina anticatolicismo a la oposición al catolicismo.[1]​ Esto puede traducirse en la oposición, crítica u hostilidad a las posiciones doctrinales de la Iglesia católica y de la jerarquía eclesiástica, o también en la discriminación o persecución violenta de los católicos, sean religiosos o laicos. Los sociólogos John David Brewer y Gareth Higging definen el anticatolicismo como una de las raíces primarias del sectarismo, que ocurre a tres niveles: el de las ideas, el del comportamiento individual y el de la estructura social.[2]

En términos de ideas, el anticatolicismo se expresa en estereotipos negativos y creencias, nociones y lenguaje peyorativos sobre los católicos y la Iglesia católica. A nivel de la acción individual, se muestra en diversas formas de discriminación directa, intimidación, acoso y sectarismo contra los católicos o la Iglesia católica debido a su catolicismo. A nivel de la estructura social, el anticatolicismo se expresa en patrones de discriminación indirecta e institucional y en la desventaja social experimentada por los católicos por ser católicos.[2]

Desde el inicio de la Edad Moderna, la Iglesia católica ha buscado mantener su tradicional rol religioso y político frente a los nacientes poderes seculares de Europa. Como resultado de estas luchas surgieron actitudes hostiles frente a la autoridad religiosa, social y política del papa y el clero católico. Esta hostilidad es conocida como "anticlericalismo". A esto se suma la crisis de época que sobre su autoridad espiritual representó la Reforma Protestante, dando lugar al surgimiento de conflictos religiosos. En la actualidad el anticatolicismo ha asumido varias formas, incluyendo la persecución de los católicos como minoría religiosa, ataques por parte de los gobiernos a los fieles católicos y discriminaciones virulentas contra su clero y sus laicos.

Haced caso a este viejo incrédulo que sabe lo que dice: la obra maestra de la propaganda anticristiana es haber logrado crear en los cristianos, sobre todo en los católicos, una mala conciencia, infundiéndoles la inquietud, cuando no la vergüenza, por su propia historia. A fuerza de insistir, desde la Reforma hasta nuestros días, han conseguido convenceros de que sois los responsables de todos o casi todos los males del mundo. Os han paralizado en la autocrítica masoquista para neutralizar la crítica de lo que ha ocupado vuestro lugar.. Feministas, homosexuales, tercermundialistas y tercermundistas, pacifistas, representantes de todas las minorías, contestatarios y descontentos de cualquier ralea, científicos, humanistas, filósofos, ecologistas, defensores de los animales, moralistas laicos: habéis permitido que todos os pasaran cuentas, a menudo falseadas, sin discutir. No ha habido problema, error o sufrimiento histórico que no se os haya imputado. Y vosotros, casi siempre ignorantes de vuestro pasado, habéis acabado por creerlo, hasta el punto de respaldarlos. En cambio, yo (agnóstico, pero también un historiador que trata de ser objetivo) os digo que debéis reaccionar en nombre de la verdad. De hecho, a menudo es cierto. Pero si en algún caso lo es, también es cierto que, tras un balance de veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas. Luego ¿por qué no pedís cuentas a quienes os las piden a vosotros? ¿Acaso han sido mejores los resultados de los que han venido después? ¿Desde qué púlpitos escucháis contritos ciertos sermones?
Léo Moulin, sociólogo belga (1906-1996)[3]
  1. Real Academia Española. «anticatólico». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  2. a b Brewer, John D.; Higgins, Gareth I. (1998). Anti-Catholicism in Northern Ireland, 1600–1998: The Mote and the Beam. Gran Bretaña: MacMillan Press Ltd. p. 2. Consultado el 18 de febrero de 2020. «Anti-Catholicism is one of the tap roots of sectarianism […] It occurs at three levels — that of ideas, individual behaviour and the social structure. In terms of ideas, anti-Catholicism is expressed in negative stereotypes and pejorative beliefs, notions and language about Catholics and the Catholic Church. At the level of individual action, it shows itself in various forms of direct discrimination, intimidation, harassment and sectarianism against Catholics or the Catholic Church because of their Catholicism. At the level of the social structure, anti-Catholicism expresses itself in patterns of indirect and institutional discrimination and social disadvantage experienced by Catholics because they are Catholics.» 
  3. Citado por V. Messori, Leyendas negras de la Iglesia, Barcelona (1997) 17 - 18

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