Los electrocombustibles,[1] también conocidos como electrocarburantes o con el anglicismo e-fuels, son una clase emergente de combustibles sintéticos neutros en carbono que se fabrican almacenando la energía eléctrica de fuentes renovables en los enlaces químicos de combustibles líquidos o gaseosos.[2][3]
Los objetivos principales son la síntesis de butanol, biodiésel e hidrógeno, pero también se incluyen otros alcoholes y gases que contienen carbono, como el metano y el butano. Estos tipos de combustibles avanzados se producen generalmente a partir de dióxido de carbono (obtenido principalmente de fuentes biológicas o potencialmente de emisiones industriales) junto con hidrógeno que se obtiene de la electrólisis del agua utilizando electricidad de fuentes de energía renovable. El término «electrocombustible» hace referencia al proceso utilizado para su generación.
Los electrocombustibles forman parte de las alternativas a los combustibles fósiles en el transporte. Frente a la mayoría de esas otras alternativas, estos combustibles presentan la ventaja de que se pueden utilizar en los vehículos convencionales actuales, sin necesidad de adaptar el motor. Otros usos que también podrían tener los electrocombustibles son el almacenamiento y posterior generación de energía eléctrica.
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