Farmacorresistencia

La fagoterapia es el uso de bacteriófagos para tratar infecciones bacterianas. Podría utilizarse como alternativa a los antibióticos cuando las bacterias desarrollen resistencia. Las superbacterias inmunes a múltiples tipos de fármacos se están convirtiendo en un problema con el uso cada vez más frecuente de antibióticos. Gracias a su especificidad, los fagos pueden atacar a estos microbios peligrosos sin dañar las células humanas. Cuando las bacterias desarrollan inmunidad a los fagos, por lo general tienen que renunciar a su resistencia a los antibióticos, dejando siempre un punto débil que nos permite tratar contra ellas.

La farmacorresistencia o resistencia a los medicamentos es la reducción de la efectividad de fármacos como los antimicrobianos, antihelmínticos y antineoplásicos[1]​ para el tratamiento de enfermedades, y se suele referir a la resistencia que los patógenos han «adquirido» mediante la evolución. La resistencia a los antibióticos y a los antineoplásicos dificulta la asistencia clínica y fuerza la investigación. Cuando un organismo es resistente a más de un fármaco, se denomina multirresistente.

Cuando el medicamento no está diseñado para matar o inhibir a un patógeno, el término es equivalente a «tolerancia a los fármacos». Incluso el sistema inmunitario de un organismo es esencialmente un sistema de administración de medicamentos, aunque endógeno, y se enfrenta a los mismos problemas que uno externo.

Ciertos antibióticos solo se dirigen contra moléculas bacterianas específicas (casi siempre proteínas), lo que facilita el desarrollo de resistencia a los antibióticos: al ser el medicamento tan específico, cualquier mutación de esas moléculas reduce o elimina su efecto destructivo, convirtiéndolas en resistentes a los antibióticos.[2]

Las bacterias son capaces no solo de alterar la enzima a la que se dirige el antibiótico, sino también de utilizar las enzimas para modificar el propio antibiótico y de esta forma neutralizarlo. Dos ejemplos de estas bacterias son el staphylococcus aureus, resistente a la vancomicina, y los streptococos resistentes a los macrólidos. Entre los microbios que modifican los antibióticos se encuentran el Pseudomonas aeruginosa y el Acinetobacter baumannii, resistente al aminoglucósido.[3]

La capacidad innata de los microbios para desarrollar resistencia a un ritmo superior al del desarrollo de nuevos fármacos, hace pensar que las estrategias actuales para crear terapias antimicrobianas viables a largo plazo están condenadas al fracaso. Sin estrategias alternativas, la adquisición de farmacorresistencia por los microorganismos patógenos representa, probablemente, la más significativa amenaza a la salud pública que enfrenta la humanidad en el siglo XXI.[4]

La resistencia a los productos químicos es solo uno de los aspectos del problema. Otro es la resistencia a factores físicos como temperatura, presión, sonido, radiación y magnetismo.

  1. MeSH: Drug+Resistance (en inglés)
  2. «Antibiotic Resistance and Evolution». detectingdesign.com. 
  3. Fisher, Jed F.; Mobashery, Shahriar (2010). «Enzymology of Bacterial Resistance». Comprehensive Natural Products II. Volume 8: Enzymes and Enzyme Mechanisms. Elsevier. pp. 443-201. ISBN 978-0-08-045382-8. doi:10.1016/B978-008045382-8.00161-1. 
  4. «Reading: The Resistance Phenomenon in Microbes and Infectious Disease Vectors: Implications for Human Health and Strategies for Containment -- Workshop Summary - The National Academies Press». nap.edu. 

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