Alejandro I de Yugoslavia

Alejandro I
Rey de Yugoslavia
Rey de los Serbios, Croatas y Eslovenos

Rey de los Serbios, Croatas y Eslovenos
16 de agosto de 1921 - 6 de enero de 1929
Predecesor Pedro I
Sucesor Él mismo
(como Rey de Yugoslavia)

Rey de Yugoslavia
6 de enero de 1929 - 9 de octubre de 1934
Predecesor Él mismo
(como Rey de los Serbios, Croatas y Eslovenos)
Sucesor Pedro II
Información personal
Nombre completo Aleksandar Karađorđević
Tratamiento Majestad
Otros títulos Regente del Reino
(1914-1921)
Nacimiento 16 de diciembre de 1888
Cetiña, Montenegro
Fallecimiento 9 de octubre de 1934
(45 años)
Marsella, Bandera de Francia Francia
Sepultura Iglesia de San Jorge, Oplenac
Himno real Bože Pravde/Dios de Justicia
Religión Iglesia ortodoxa serbia
Familia
Casa real Karađorđević
Padre Pedro I, rey de Serbia
Madre Zorka, princesa de Montenegro
Consorte María, princesa de Rumanía (matr. 1922; fall. 1934)
Hijos

Firma Firma de Alejandro I

Alejandro I de Yugoslavia, también conocido como Alejandro el Unificador (en serbio: Kralj Aleksandar I Karađorđević, en cirílico: Краљ Александар I Карађорђевић; 16 de diciembre de 1888-9 de octubre de 1934), perteneciente a la Casa Real de Karađorđević, fue rey de los Serbios, Croatas y Eslovenos (1921-1929) y también el primer rey de Yugoslavia (1929-1934).

Alejandro fue una persona de carácter sencillo, maneras afables y vida familiar tranquila.[1]​ Tras una educación marcada por lo militar y sus duras experiencias durante la Primera Guerra Mundial en la que acompañó a las tropas serbias, durante la década de 1920 desarrolló una marcada inclinación por el ejercicio personal del poder, un disgusto por las instituciones elegidas y un rechazo a las críticas, que se acentuó durante el último periodo de su reinado, su dictadura (1929-1934).[1]​ Intentó lograr la unificación efectiva de Yugoslavia por la fuerza, tras haber contemplado la incapacidad del régimen parlamentario para acabar con las disputas y llevar a cabo políticas de reforma que se consideraban necesarias. Se le acusó, sin embargo, de haber agravado las sucesivas crisis políticas por su tendencia a enfrentar a las diversas formaciones políticas. Su intento de unificación forzada fracasó, dejando sin resolver los graves problemas políticos que acuciaban al país.

  1. a b Seton-Watson (1932), p. 33

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