La batalla de Platea la disputaron los atenienses y beocios en el 323 a. C. durante la guerra lamiaca.
Los beocios se opusieron a declarar la guerra a Macedonia en el 323 a. C. como pretendía una liga de ciudades entre las que se contaba Atenas y las de la Liga Etolia.[1] Alejandro Magno había entregado las tierras de Tebas a los beocios tras destruir la ciudad en el 335 a. C.;[1] los beocios temían que si Macedonia perdía la hegemonía en la Grecia central los atenienses ayudarían a Tebas a resurgir como contrapeso a los macedonios, y ellos perderían las tierras recibidas.[1]
Los atenienses enviaron refuerzos al ejército coligado que mandaba el general ateniense Leóstenes y los beocios decidieron hacerle frente. Los refuerzos contaban con cinco mil peones y quinientos jinetes, además de dos mil mercenarios,[1] y Leóstenes despachó parte de sus propias fuerzas a encontrarse con ellos. Al reunirse los dos grupos, Leóstenes se dirigió contra el campamento beocio y venció al ejército enemigo. Tras la victoria se apresuró a volver a las Termópilas, para hacer frente al ejército de Antípatro.
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