Batalla del Puente Milvio

Batalla del Puente Milvio
Guerra de Constantino y Majencio
Parte de guerras civiles de la Tetrarquía

La batalla del Puente Milvio por Pieter Lastman, 1613.
Fecha 28 de octubre del 312
Lugar Puente Milvio en el río Tíber, Roma
Coordenadas 41°56′08″N 12°28′01″E / 41.935555555556, 12.466944444444
Resultado Victoria decisiva de Constantino I,
quien pasa a controlar el Imperio occidental
Beligerantes
Imperio Romano de Oriente Imperio Romano de Occidente
Comandantes
Constantino I el Grande Majencio
Fuerzas en combate
Desconocidos Desconocidos
Bajas
Desconocidas Desconocidas

La batalla del Puente Milvio fue el último combate del conflicto desatado en el verano de 312 entre los emperadores romanos Constantino I (r. 306-337) de Oriente y Majencio (r. 306-312) de Occidente. Se libró el 28 de octubre de dicho año, cerca del puente Milvio, uno de los tantos que posee el río Tíber en Roma. Constantino fue el vencedor de la batalla y emprendió desde entonces el camino que llevaría a la extinción al sistema tetrárquico vigente, para convertirse él en el único gobernante del Imperio romano. Majencio, en cambio, se ahogó en el Tíber durante el combate.

En un claro intento de borrar la memoria de Majencio, la damnatio memoriae, Constantino abolió su legislación y se apropió deliberadamente de sus proyectos de construcción, en particular de la basílica de Majencio y del templo de Rómulo, que había sido dedicado al hijo de su rival, Valerio Rómulo. Constantino adoptó una postura conciliadora y no persiguió a los partidarios de Majencio que pertenecían al Senado; los senadores, a su vez, le concedieron el «título del primer nombre» y erigieron el arco de triunfo que llevaría su nombre. Además, disolvió la Guardia Pretoriana y los equites singulares Augusti y, a cambio, creó las escolas palatinas.

Según los cronistas del siglo IV Eusebio de Cesarea y Lactancio, la batalla marcó el comienzo de la conversión de Constantino al cristianismo. Eusebio de Cesarea afirma que Constantino y sus soldados tuvieron una visión del Dios cristiano en la que les prometió la victoria si mostraban el signo del crismón, las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego, en sus escudos. El arco de Constantino, levantado para celebrar esta victoria, la atribuye en sus relieves e inscripciones a la intervención divina.


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