Duda

La duda puede proyectarse en los campos de la decisión y la acción, o afectar únicamente a la creencia, a la fe o a la validez de un conocimiento. Si le antecede una «verdad» convencionalmente aceptada, la duda implica inseguridad en la validez de ésta.

Cuando la duda se acepta como ignorancia puede ser fuente de conocimiento por el estudio y la crítica.[1]

René Descartes es quien inaugura en la filosofía un movimiento tendente a esclarecer las ideas de otros filósofos. Se hizo la pregunta de si es posible un verdadero conocimiento entendiendo por tal aquel del cual no podemos tener la menor duda de su claridad. A partir de esto se establece la duda metódica como herramienta al permitirle dudar de todo cuanto existe; de este constante dudar logra establecer que puede dudar de todo menos de su yo que duda es decir de que su ego existe indubitablemente y ese ego tiene una base concreta en lo real (Véase: cogito ergo sum).[2]

  1. Aristóteles, Metafísica, 982b, 11-32
  2. S. Agustín había utilizado ya este argumento:
    Sin embargo, ¿quién dudará que vive, recuerda, entiende, quiere, piensa, conoce y juzga?; puesto que si duda, vive; si duda, recuerda su duda; si duda, entiende que duda; si duda, quiere estar cierto; si duda, piensa; si duda, sabe que duda; si duda, juzga que no conviene asentir temerariamente; Y aunque duda de todas las demás cosas, de éstas jamás debe dudar; porque si no existiesen, sería imposible la duda". S. Agustín. La Trinidad, X,X,14

    Pero es Descartes quien toma este hecho como principio del pensar filosófico en la Edad Moderna.


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