Moro

Moros del norte de África. Fotografía del National Geographic de 1917 Gypsies and Moors in Northern Africa.[1]
Otelo y Desdémona por Muñoz Degrain, pintura de 1881.
El café de las golondrinas, acuarela de tema orientalista de Mariano Fortuny, sobre apuntes tomados en Tánger (1868).[2]
Vestido de fiesta, óleo de tema orientalista de Étienne Dinet (1907).
Abd el-Ouahed ben Messaoud ben Mohammed Anoun, embajador moro ante la reina Isabel I de Inglaterra (1600). De autor anónimo.
Juglar moro y juglar cristiano, en las Cantigas de Alfonso X el Sabio, hacia 1284.
Guerreros moros y cristianos, formando parte de un mismo ejército. Fue una situación muy común durante la mayor parte de las batallas de la Reconquista. De las mismas Cantigas.
Ilustración de Los Motines de las Alpujarras de Manuel Fernández y González (1859). Grabador: Tomás Carlos Capuz.
Expulsión de los moriscos, por Vicente Carducho. Comienzos del siglo XVII (el hecho representado es de 1609).
Gigantes moros de Sitges, figuras de la fiesta popular de gigantes y cabezudos.

El término moro se utiliza en su mayoría en España para designar a los habitantes del norte de África, en especial a los de aquellos países de esta región más próximos geográficamente a la península ibérica.[3]​ El concepto no presenta una distinción clara entre religión, etnia o cultura, aunque existe una cierta prevalencia en relacionarlo con la cultura árabe y la religión islámica, que son las dominantes en aquella región, no así las únicas (véase Bereberes). Es de uso popular y coloquial, y puede tener o no connotaciones peyorativas, dependiendo tanto del emisor como del receptor,[4]​ Puede comprender todo el oeste de África al norte del Sahara: la actual Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez e incluso Libia).[cita requerida]

Utilizado por autores griegos y romanos para designar a los pueblos norteafricanos habitantes del antiguo reino de Mauritania y las antiguas provincias romanas de Mauritania Tingitana y Mauritania Cesariense. Desde la Edad Media el término moros se ha venido empleando, incluso en la literatura culta, para designar a un conjunto impreciso de grupos humanos: tanto a los musulmanes ibéricos (andalusíes, enfrentados durante el extenso periodo histórico denominado Reconquista —siglos VIII al XV— a los reinos cristianos peninsulares), como a los bereberes, a los árabes o a los musulmanes de otras zonas (de forma intercambiable con otros términos hoy obsoletos, como: «sarraceno», «agareno» o «ismaelita»); incluso a los de raza negra (como Shakespeare en Otelo: el moro de Venecia, en un uso más propio de la Inglaterra isabelina) o a cualquier persona de tez oscura (como en el apodo del condotiero Ludovico Sforza, llamado Ludovico il Moro).

Tierra de moros se denominaba al territorio dominado por los musulmanes, especialmente en la España musulmana medieval, pero también en cualquier otro lugar o tiempo, en un uso equivalente al concepto islámico de Dar al-Islam.

El vocablo «moro» no siempre se aplicaba de forma despectiva, sino que según el contexto se presentaba de forma positiva e incluso admirativa.[5]

Empleados en la etnografía de los siglos XVIII y XIX para designar genéricamente a los norteafricanos (con mayor o menor precisión en cuanto a color de la piel —más o menos moreno u oscuro—, color y forma del pelo —más o menos negro y rizado—, índice cefálico u otras medidas antropométricas), la utilización de los términos moro o raza mora con este significado cayó en desuso con el avance de la ciencia y no tiene validez científica en la etnografía reciente.[6]​ El mismo denominador de apariencia, moreno deriva del de moro, al igual que Mauri en el grecolatino original del cual provienen. No obstante, sigue siendo de uso habitual y oficial (incluso estadístico) en la denominación de muy diversos grupos de población en una amplia zona del África Noroccidental, no solo al norte del Sahara, sino también en Mauritania, Senegal, Malí y Níger. En otras partes del mundo muy alejadas, como Sri Lanka y Filipinas, el vocablo «moro» se utiliza para designar a poblaciones de religión musulmana sin ninguna relación étnica con los oriundos del África septentrional.

  1. Página de Commons con el reportaje completo.
  2. Ficha en Artehistoria.
  3. Real Academia Española. «moro». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  4. Arturo Pérez-Reverte, Moros de la morería. Ejemplos de uso con connotaciones peyorativas explícitamente indicadas (tanto en el emisor como en el receptor), y con diferentes explicaciones de carácter histórico, tanto en la literatura clásica como en la actualidad: Tirso de Molina Moro es el Conde/ y aún peor, si el refrán miras/ de "antes moro que gallego" (en Mari-Hernández a la gallega, citado aquí por Lafuente); Edurne Uriarte El desprecio español del "moro" (en ABC); Moros, godos, españoles y canarios (en El digital de Canarias); ¿Moro o morisco? ¿Quiere Usted que nos aclaremos un poco? (en La gaceta de Almería).
  5. El musulmán heroico que realza al cristiano. Los romances moriscos Archivado el 16 de mayo de 2013 en Wayback Machine., en materialesdehistoria.org. Pueden verse, por ejemplo, en muchos refranes (véase Real Academia Española. «moro». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). ):
    • A más moros, más ganancia (despreciar los riesgos confiando en que cuanto mayores son, más recompensa se obtiene al vencerlos).
    • Como moros sin señor (describe la reunión en que reina gran confusión y desorden).
    • Hay [o no hay] moros en la costa (recomienda precaución y cautela o lo contrario).
    • Haber moros y cristianos (haber gran pendencia, riña o discordia).
    • Moros van, moros vienen (faltar poco para emborracharse).
    • A moro muerto, gran lanzada (cobardía consistente en aparentar un gran mérito por atacar a quien ya está vencido).
    • O todos moros, o todos cristianos (exigir igualdad de trato para todos en todo, y que se iguale a todos en unas cosas mas no en otras).
    • De mal moro, nunca buen cristiano (con variantes: Quien no fue buen moro, no será buen cristiano; o Ni de mal moro buen cristiano, ni de mal cristiano buen moro; semejante a El hábito no hace al monje).
    • El oro y el moro (para ponderar o prometer algo exageradamente; véase Real Academia Española. «oro». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). ).
    Y en muchos romances:
    ¡Abenámar, Abenámar,

    moro de la morería, ... moro que en tal signo nace no debe decir mentira. Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que decía: – No te la diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro

    y una cristiana cautiva;
    Paseábase el rey moro

    por la ciudad de Granada ... Y que las cajas de guerra apriesa toquen el arma, porque lo oigan sus moros,

    los de la vega y Granada.
    Venta de Viveros,

    sitio dichoso, si el ventero es cristiano

    y el vino moro!

    Además del famoso poema de Fray Luis de León:

    ni del dorado techo

    se admira, fabricado

    del sabio moro, en jaspes sustentado.

    Oda a la vida retirada
  6. Al menos desde 1911 (Voz "Moors" en la Enciclopaedia Britannica, pg. 811 de la edición impresa).

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