Robo (baloncesto)

El robo de balón es indispensable para un jugador defensivo, y sumar estadísticas.

Los robos se acreditan al jugador defensivo que causa primero la pérdida de balón, incluso si no termina con la posesión de la pelota viva. Para ganar un robo, el jugador defensivo debe ser el iniciador de la acción que causó la pérdida de balón, no solo el benefactor. Cada vez que un robo se registra por un jugador defensivo, un jugador ofensivo debe ser acreditado con un balón perdido.

Robar el balón requiere una buena anticipación, velocidad y reflejos rápidos, todas las características comunes de los buenos defensores. Sin embargo, como los tapones, los robos no siempre son un medidor perfecto de la capacidad defensiva de un jugador. Un robo fallido puede resultar que el defensor quede fuera de su posición y no pueda recuperarse a tiempo, permitiendo a la ofensiva anotar. Por lo tanto, tratar de robar es un riesgo. Los robos, aunque arriesgados, pueden dar sus frutos grandemente, porque provocan un contraataque para el equipo defensivo.

No hay una posición prototípica de la que un jugador pueda obtener muchos robos. Mientras, los bases más rápidos y pequeños tienden a acumular el mayor número de robos, hay muchas excepciones. Por ejemplo, el alero Rick Barry lideró la NBA en robos en 1974-75, y durante muchos años el pívot Hakeem Olajuwon lideró a su equipo en la categoría, situándose siempre entre los líderes de la liga, y es el único pívot que está situado entre los 10 mejores de todos los tiempos en robos. Karl Malone, un ala-pívot, es actualmente el número diez.


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