Soneto

Un soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica.[1]​ Los versos se suelen organizar en cuatro estrofas: dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (estrofas de tres versos), con rimas variables.

Aunque la distribución del contenido del soneto no es estricta, puede decirse que el primer cuarteto presenta el tema del soneto, y que el segundo lo amplifica o lo desarrolla. El primer terceto reflexiona sobre la idea central, o expresa algún sentimiento vinculado con el tema de los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo, en ambos casos, desatados por los versos anteriores. De esta manera, el soneto clásico presenta una introducción, un desarrollo y una conclusión en el último terceto, que de algún modo da sentido al resto del poema.

Desde su origen en la isla de Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue cultivado por los poetas del Dolce stil novo: Guido Guinizzelli (1240-1276), Guido Cavalcanti (1259-1300) y Cino da Pistoia, entre otros, quienes emplean ya los dos cuartetos y los dos tercetos, estos últimos con una estructura variable.

En el siglo XIV fueron muy importantes los sonetos amorosos de Dante Alighieri, dedicados a su amada Beatrice Portinari, y recogidos en su libro Vita nuova. Pero el sonetista más influyente de la centuria fue Petrarca, en cuyo Cancionero el soneto se revela como la estructura más adecuada para la expresión del sentimiento amoroso.[2]​ A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

En el siglo XVI aparece también el soneto «inglés o isabelino» en que los catorce versos se agrupan en tres serventesios y un pareado.

  1. Domínguez Caparrós (1999), p. 405.
  2. Adúriz (2006), p. 13.

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