Terapias cognitivo-conductuales

Las terapias cognitivo-conductuales son orientaciones de la terapia cognitiva enfocadas en la vinculación del pensamiento y la conducta, que recogen los aportes de distintas corrientes dentro de la psicología científica, siendo más que una mera fusión, como aplicación clínica, de la psicología cognitiva y la psicología conductista. Suelen combinar técnicas de reestructuración cognitiva, de entrenamiento en relajación y otras estrategias de afrontamiento y de exposición.[1]

La TCC se enfoca en desafiar y cambiar distorsiones cognitivas inútiles (e.g., pensamientos, creencias y actitudes) y comportamientos, mejorar la regulación emocional,[2][3]​ y el desarrollo de estrategias de afrontamiento personales que se enfocan en resolver problemas actuales. En sus inicios, fue diseñada para tratar la depresión, pero sus usos se han ampliado para incluir el tratamiento de una serie de afecciones de salud mental, incluida la ansiedad.[4][5]

Este modelo acepta la tesis conductista de que la conducta humana es aprendida, pero este aprendizaje no consiste en un vínculo asociativo entre estímulos y respuestas, sino en la formación de relaciones de significado personales, esquemas cognitivos o reglas. Igualmente los aspectos cognitivos, afectivos y conductuales están interrelacionados, de modo que un cambio en uno de ellos afecta a los otros dos componentes. En esa relación mutua las estructuras de significado (esquemas cognitivos) tendrían un peso fundamental, pues ellas representan la organización idiosincrática que tiene cada persona sobre lo que significa su experiencia, los otros y el sí mismo.[6]

La TCC se basa en la creencia de que las distorsiones del pensamiento y las conductas desadaptativas desempeñan un papel en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos psicológicos.[7]​ Por tanto, los síntomas y la angustia asociada pueden reducirse mediante la enseñanza de nuevas habilidades de procesamiento de información y mecanismos de afrontamiento.[8][9]​ La TCC es una forma de terapia "centrada en el problema" y "orientada a la acción", lo que significa que se utiliza para tratar problemas específicos relacionados con un trastorno mental diagnosticado. El rol del terapeuta es ayudar al paciente a encontrar y practicar estrategias efectivas para abordar los objetivos identificados y disminuir los síntomas del trastorno.[8]

Durante el proceso terapéutico el clínico se vale de diversas estrategias que tienen por objeto la flexibilización y modificación de los esquemas disfuncionales y los pensamientos automáticos que se desprenden de estos. Dicho proceso está guiado por tres principios técnicos básicos: el empirismo colaborativo, el descubrimiento guiado y el diálogo socrático.[10]

En comparación con los medicamentos psicoactivos, los estudios de revisión han encontrado que la TCC es eficaz para tratar formas menos graves de depresión,[11]​ ansiedad, trastorno de estrés postraumático (TEPT), tics,[12]abuso de sustancias, trastornos alimentarios y trastorno límite de la personalidad.[13]


Diagrama que muestra cómo las emociones, los pensamientos y los comportamientos se influencian los unos a los otros. El triángulo en el interior representa el principio de las TCCs donde aparecen los tres vértices: uno mismo, los otros, el futuro.
  1. García Vera, Maríaa Paz (1998). «La psicoterapia hoy desde un enfoque cognitivo-conductual». V Jornada Científica de la Asociación de Psicoterapeutas «Laureano Cuesta» (Madrid: Universidad Complutense de Madrid y Asociación de psicoterapuetas Laureano Cuesta). Archivado desde el original el 2 de octubre de 2013. Consultado el 27 de abril de 2013. 
  2. Beck, JS (2011). Cognitive behavior therapy: Basics and beyond (2 edición). Nueva York, NY: The Guilford Press. pp. 19-20. 
  3. Benjamin, CL; Puleo, CM; Settipani, CA; et al (2011). «History of cognitive-behavioral therapy in youth». Child and Adolescent Psychiatric Clinics of North America 20 (2): 179-189. PMID 21440849. doi:10.1016/j.chc.2011.01.011. 
  4. McKay, D; Sookman, D; Neziroglu, F; Wilhelm, S; Stein, DJ; Kyrios, M; Matthews, K; Veale, D (Febrero 2015). «Efficacy of cognitive-behavioral therapy for obsessive-compulsive disorder». Psychiatry Research 225 (3): 236-246. PMID 25613661. doi:10.1016/j.psychres.2014.11.058. 
  5. Zhu, Z; Zhang, L; Jiang, J; Li, W; Cao, X; Zhou, Z; Zhang, T; Li, C (Diciembre 2014). «Comparison of psychological placebo and waiting list control conditions in the assessment of cognitive behavioral therapy for the treatment of generalized anxiety disorder: a meta-analysis». Shanghai Archives of Psychiatry 26 (6): 319-331. PMID 25642106. doi:10.11919/j.issn.1002-0829.214173. 
  6. Ruiz Sánchez, Juan José y Cano Sánchez, Justo José (1992). «Manual de Psicoterapia Cognitiva». Recuperado de Psicología Online. Archivado desde el original el 28 de abril de 2012. Consultado el 14 de agosto de 2012. 
  7. Field, TA; Beeson, ET; Jones, LK (2015). «The New ABCs: A Practitioner's Guide to Neuroscience-Informed Cognitive-Behavior Therapy». Journal of Mental Health Counseling 37 (3): 206-220. doi:10.17744/1040-2861-37.3.206. Archivado desde el original el 15 de agosto de 2016. Consultado el 6 de julio de 2016. 
  8. a b Schacter, DL; Gilbert, DT; Wegner, DM (2010). Psychology (2 edición). Nueva York, NY: Worth Pub. p. 600. 
  9. Brewin, CR (1996). «Theoretical foundations of cognitive-behavior therapy for anxiety and depression». Annual Review of Psychology 47: 33–57. PMID 8624137. doi:10.1146/annurev.psych.47.1.33. 
  10. Rodríguez Biglieri, R. & Vetere, G. (2011). «Manual de terapia cognitiva-conductual para los trastornos de ansiedad». Buenos Aires: Polemos. ISBN 978-987-649-028-3. 
  11. Gartlehner, Gerarld; Wagner, Gernot; Matyas, Nina; Titscher, Viktoria; Greimel, Judith; et al (Junio 2017). «Pharmacological and non-pharmacological treatments for major depressive disorder: review of systematic reviews». BMJ Open 7 (6). PMID 28615268. doi:10.1136/bmjopen-2016-014912. 
  12. McGuire, Joseph F.; Piacentini, John; Brennan, Erin A.; Lewin, Adam B.; Murphy, Tanya K.; et al (2014). «A meta-analysis of behavior therapy for Tourette Syndrome». Journal of Psychiatric Research 50: 106–112. PMID 24398255. doi:10.1016/j.jpsychires.2013.12.009. 
  13. Davidson, Kate; Gumley, Andrew; et al (2006). «A Randomized Controlled Trial of Cognitive Behavior Therapy for Borderline Personality Disorder: Rationale for Trial, Method, and Description of Sample». Journal of Personality Disorders 20 (5): 431–449. PMID 17032157. doi:10.1521/pedi.2006.20.5.431. 

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